domingo, 24 de enero de 2016

Cánones de belleza, TCAs y el Feminismo


Cuando comencé a leer sobre feminismo, yo estaba en un momento de fuerte inestabilidad emocional y psicológica debido a un trastorno de la conducta alimentaria.
Desde que entré en la adolescencia y hasta hoy, he llevado conmigo una carga más que pesada. Hoy en día cualquier neurodivergencia es una carga, y los trastornos alimenticios no son una excepción.  
Cuando comencé a ver la comida como una enemiga, yo ni siquiera había cumplido los 15 años y no era consciente de lo que ocurría realmente y cuando quise salir de ahí, ya era demasiado tarde, estaba hasta el cuello de mierda; me pasaba prácticamente el día pensado en lo que había comido o en lo que iba a comer, me pesaba constantemente y evitaba comer delante de otra gente. Utilizaba la comida cuando me encontraba mal emocionalmente y luego, debido a la gran culpabilidad que sentía por ello, me “purgaba”.   Al final llegue a un punto en que cualquier cosa que comía, incluso una ensalada, me hacía sentir culpable y me llevaba a “eliminarlo”.

Todo podría haber acabado mal para mí, me estaba consumiendo y yo no sabía muy bien qué hacer. ¿Y los médicos? Una mierda. Así de claro, no consiguieron hacer una mierda. Y no les culpo directamente a ellos, el sistema de salud mental es bastante pésimo actualmente.
Entonces empecé a leer sobre feminismo. Al principio cosas muy sencillas, que nada tenían que ver con mi enfermedad. Pero pronto comencé a darme cuenta de cosas como que, los cánones de belleza que se nos imponen a las mujeres son casi imposibles (por no decir imposibles) y altamente tóxicos. Y decidí que tenía que recuperarme. Empecé a leer también sobre TCA’s y tratamientos (que no tuvieran que ver con medicación o psiquiatras) y tras un esfuerzo casi sobrehumano comencé a recuperarme. Cada vez comía más, y me sentía menos culpable. Físicamente no se me notó demasiado (y aquí tengo que aclarar que soy una mujer que cumple los cánones de belleza, y que asumo que tengo una serie de privilegios frente a mis compañeras no normativas) pero psicológicamente ¡cada vez estaba mejor!
 Pero cuando de verdad comencé a estar bien, fue al pasar al activismo y conocer a otras mujeres que también habían pasado  por experiencias muy dolorosas. Escucharlas, así como aprender lo que es el feminismo más allá de los libros y artículos, me ayudó muchísimo. Contar mi experiencia y no ser juzgada también fue algo liberador.

Hace poco tiempo tuve de nuevo una crisis y en mi cabeza se mezcló la culpabilidad, fruto del trastorno alimenticio, con la culpabilidad que sentía por ser feminista y haber vuelto a “caer” en esta enfermedad. Y este punto es algo muy importante. Soy feminista y sé lo tóxicos que son los cánones de belleza, sé que las dietas están hechas, no para “mejorar la salud de las mujeres” sino para dominarnos y hacernos más dóciles,  pero también soy una mujer con un trastorno alimenticio que, aunque cada vez menos y con menos frecuencia, siente terror por la comida.
Y aquí también tengo que agradecer, no tanto al feminismo en general, sino a mis amigas y compañeras feministas en particular, lo muchísimo que me han ayudado a eliminar esa culpabilidad que me producía ser feminista y a la vez tener problemas con la comida.  Si algo he comprendido y asumido en este tiempo es que los trastornos alimenticios son una mochila que llevas siempre a tu espalda. A veces pesará mucho, pero otras será ligera y fácil de manejar.

Para finalizar debo decir que los trastornos alimenticios son enfermedades complicadas, en las que intervienen muchos factores y que se manifiestan de distinta forma en cada persona, aunque tengan un patrón común. Por eso sé que quizás el feminismo, que tanto me ha ayudado a mí, no pueda ayudar a otras personas que padecen esta enfermedad. Esto no quita para que desde el feminismo sea necesario trabajar estas enfermedades, así como otras neurodivergencias y que se incluyan en nuestros discursos a las enfermas mentales, tan olvidadas por el sistema y tan infantilizadas por el patriarcado.  


2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con todo en este post, eres una mujer muy fuerte.
    Pero quería matizar una cosa. También padezco un TCA, y si hay buenos tratamientos y no es algo con lo que tengas que cargar toda tu vida. Si durante un largo periodo de tiempo, ya que la recuperación es larga y costosa. Pero te puedes liberar de este trastorno para siempre si encuentras a los especialistas adecuados.
    Un abrazo

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  2. Estoy de acuerdo con todo en este post, eres una mujer muy fuerte.
    Pero quería matizar una cosa. También padezco un TCA, y si hay buenos tratamientos y no es algo con lo que tengas que cargar toda tu vida. Si durante un largo periodo de tiempo, ya que la recuperación es larga y costosa. Pero te puedes liberar de este trastorno para siempre si encuentras a los especialistas adecuados.
    Un abrazo

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