lunes, 26 de octubre de 2015

La vez que me agredieron sexualmente



Hola compañeras,
Me hubiese gustado compartir esta experiencia con todas vosotras en el fantástico cineforum que se hizo, pero por desgracia no me pude quedar mucho rato en los debates.

Sucedió en septiembre después de desfasar durante toda la noche, eran las siete de la mañana, había luz e iba por mi calle, quiero recalcar que el camino fue tormentoso porque los desgraciados machirulos estaban especialmente pesados, sufriendo toda clase de piropos por la calle, en fin, estaba a dos números de mi portal, cuando me di cuenta de que una sombra se aproximaba hacia mi, iba a sacar las llaves cuando un tipo se abalanzo sorprendiéndome por detrás y metiéndome la mano debajo del vestido, llegándome a tocar los genitales. Todo sucedió muy rápido, me gire y le enganche de la cara, era un tipejo de unos cuarenta o cincuenta años, bajito y que no imponía nada físicamente, nada más enfrentarme a él, se le cayeron los cojones al suelo y se echo a correr, en ese momento estaba tan cabreada que le empecé a seguir y a proferirle toda clase de insultos, el muy desgraciado aun tuvo unos segundos para volverse y hacer un gesto para que dejara de gritar cosa que le salió mal ya que yo continué gritando para que supiera el infraser que era.

Cuando desapareció de mi calle, regrese hacia mi casa, se lo dije a mi madre y después se lo conté a mi novio y a dos compañeras de confianza, luego me eche a dormir y seguí haciendo mi vida.


Pero eso es lo realmente difícil, seguir haciendo tu vida. Te das cuenta de que has sido deshumanizada de una manera brutal. A ese desgraciado le daba igual que fuera de izquierda o de derecha, si era menor o mayor, si era madre o hija, si tenía sueños y metas, simplemente me vio como una presa fácil a la que atacar y sacar beneficio. Y es una mierda. Aunque haga auto defensa, aun no me siento tan empoderada como yo quisiera, ahora me da más pánico de lo normal volver a casa sola y si tengo un tío cerca que no conozco, me pongo muy nerviosa, que sepas que este sistema legitima, de forma sibilina, estas acciones, desmoraliza bastante.

Respecto a cómo actuar ante una agresión así, no sé si volvería a reaccionar, yo os animo a que lo hagáis, ya que la mayoría de agresores, como este mequetrefe, no están muy seguros y a la mínima que manifiestas resistencia se acojonan, si no reaccionáis, no pasa nada, es muy difícil saber qué hacer y es una situación muy chunga, ya os digo que a mí me salió de forma automática, tal vez es que estoy haciendo auto defensa y eso, muy en el fondo, me empodera.

Os animo a contarlo y que sepáis que no estamos solas, que si nos tocan a una, nos tocan a todas.

Violeta.



Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.


martes, 6 de octubre de 2015

Depílate guarra

Desde bien pequeñas tenemos asumido que cuando entremos en la preadolescencia comenzaremos a depilarnos, es algo que no te cuestionas, es uno de los pasos de hacernos mayores, quitarnos los pelos que van a empezar a salir en nuestro cuerpo, algo completamente natural al fin y al cabo. Las mayores se depilan, y es hasta algo divertido, según los anuncios de la tele, además hay opciones para todos gustos y precios.

Recuerdo que tenía unos 12 años, y llegó ese primer día de primavera en el que ya usas prendas cortas debido a la calor, faldas, vestidos o shorts, al gusto de cada una vaya. Me había comprado mi madre la famosa crema depilatoria Veet, ella no quería que la usara, me decía que eran suaves, que me los recortara y ya me daria el sol, que con esa crema me saldrían más y más fuertes. Yo no le hice caso (cuántas veces me arrepiento de ello) yo no podía permitir llevar un sólo pelo en mis piernas, daría asco a la gente. Desde el verano anterior llevaba pelitos en las axilas, y la gente me había hecho comentarios burlescos, que me habían hecho sentir mal, así que este verano no pensaba llevarlos, y quería quitarme los de las piernas.

Pasé varios años a base de cuchillas y cremas depilatorias, además es que era peluda (y aunque sorprenda no es una mala palabra), pero me apañaba para que no se me viera un pelo y no perder mi “feminidad”.

Mi calvario con los pelos comenzó a los 18 años, ya no era un bello controlable, en unos pocos meses mi tripa, mis ingles, mis piernas y mi trasero tenían mucho pelo, y un pelo fuerte, en algunas zonas parecía púbico. Me cogí asco, no me podía mirar a mi misma, parecía un HOMBRE, un OSO, una MARIMACHO. Se juntó con una época bastante asexual, ni ligaba ni quería ligar, había salido de una relación bastante larga y tóxica, sólo quería divertirme con mis amigas, no quería saber nada de chicos. Aún así, en dos años con los tres tíos que me lie lo pasé realmente mal, no quería que vieran mi cuerpo peludo, me repudiarían. Siempre andaba tapándome, me pegué dos veranos sin ir a la piscina (me encantaba y me encanta ir), tenía pánico de que alguien viera como era realmente, no parecía una VERDADERA MUJER.

El segundo verano de mi época yeti (me gusta denominarla así cariñosamente) se lo conté a mi madre, no le había dicho nada, y eso que tenemos una relación genial, pero hasta vergüenza me daba que ella viera mi cuerpo peludo. Se lo conté porque no podía más, había dejado de depilarme, ya que las cremas y las cuchillas eran contraproducentes, aumentaban mi vello, comenzaba a salir al día siguiente y además me causaban irritaciones y picores (tengo la piel muy sensible y el pelo era realmente fuerte), y ya no podía más del asco que me daba.

Mi madre intentó convencerme para ir a una esteticién, ya que no nos podíamos permitir económicamente el láser, allí me quitarían el pelo bien y sería mas duradero. Yo me negué. No podía consentir que alguien me viera así, antes prefería que me tragara la tierra. Ella hizo todo lo que estuvo en su mano para solucionarlo. Primero lo intentó con la cera, un par de veces cuando era más cría fuí a dos centros de estética diferentes y me habían hecho muchísimo daño, tengo el umbral del dolor bajísimo, y tenía pánico de volver a intentarlo con la caliente. No podía soportarlo, en zonas usábamos caliente, en otras fría, pero sangraba, era un pelo muy fuerte y mi madre no sabía depilarme bien y daba los tirones mal. Fueron experiencias verdaderamente torturadoras. Me compró una de estas maravillosas máquinas que anuncian, que parece por el anuncio que en vez de arrancar el pelo de raíz te va a dar un masaje relajante, que lleva hielo y de todo... ¡y una mierda! Soy demasiado sensible para esa máquina de tortura lo siento.

Se acercó el verano de los 20, y yo no quería más experimentos mortales caseros, y mi madre se negaba también, ella sufría porque veía que me hacía daño. Me convenció para ir a una esteticién, había ido a hablar con ella y le había hablado de mi complejo por el exceso de pelo, de lo fuerte que lo tenía y de mi poco aguante al dolor. Me decidí a ir, muerta de vergüenza, pero fui con mi madre.

A la vez, antes de que llegara el verano, mi madre vino conmigo al médico de cabecera y le comentó “el problema”, pues yo no podía ni verbalizarlo. El me mandó a ginecología, me hicieron análisis y vieron que tenía un desajuste hormonal, que padecía un HIRSUTISMO LEVE. Me mandaron a endocrinologia y comencé a probar bastantes tipos de medicamentos hormonales.

Yolanda, la esteticién, resultó un amor de persona. Me ha ayudado muchísimo a superar mi complejo, y me depila con muchísimo cuidado. Mentiría si dijera que no me hace mal, pero lo puedo soportar, y ella tiene mil atenciones. Gracias a ella, empecé a volver a mirarme, y el verano de los 20 volví a la piscina, y a no darme asco a mi misma, comencé a quererme de nuevo.

La medicación que llevaba cinco meses tomando me rebajó enormemente los niveles de vello, y los médicos me han dicho en varias ocasiones que si la dejo de tomar, volveré a tener los mismos pelos que antes, que es algo crónico, para toda la vida, y que aunque me haga el láser me volvería a salir.

Pero cuando llegó el feminismo a mi vida, comenzó a darme rabia todo esto, la solución ya no me parecía suficiente.

¿Por qué tenía que gastarme 25 euros al mes en medicación para frenar a mis hormonas “masculinas? No me repercuten negativamente en mi salud, simplemente me sale pelo, y el pelo no es malo joder, es mala la mirada de la gente hacia el vello femenino, no el vello en sí mismo.

¿El sistema no puede tolerar que biológicamente me salga de los normas hormonales o qué pasa?

¿Por qué tenía que ir cada mes y medio a dejarme 30 pavos para que me hagan daño, para sentir miedo, para marearme y estar dos días con la piel fatal?

¿Porque las mujeres no podemos tener pelo verdad? Eso es de guarras, eso es de hombres.

Cuando me puse las gafas moradas me di cuenta de que no podía ni quería seguir con ese sufrimiento y ese gasto, de que tenía que ser posible quererme y verme bien con pelos, de que quería aceptarme tal y como era.

En mayo de este año dejé la medicación, ya llevo un año que me depilo las axilas muy de vez en cuando, me ahorro irritaciones, picores y granos, y lo mejor de todo es que me veo bien con mis sobacos peludos, me siento a gusto conmigo misma. El resto del cuerpo me está costando más. A lo largo de este año ando muy relajada, en vez de ir cada mes y medio he ido cada tres meses o así, cuando ya llevo bastante pelo y ya me veo mal, pero cada vez mis visitas a la esteticién son más espaciadas la verdad. La prueba de fuego llegó con el verano, sólo me hecho la cera una vez, conseguí irme a la playa con bastante vello, y me reconcilió bastante con mis pelos, al fin y al cabo era la primera vez que se bañaban en el mar.

Ahora mismo estoy bien así, me gustaría conseguir el no imponerme la obligación de depilarme, pero igual me quedo con esta rutina, que al fin y al cabo es sana, ya no tengo la obsesión que tenía antes, voy de vez en cuando, y no lo hago por los demás, lo hago por mi, me depilo para verme bien yo. De todas maneras mi cuerpo ya lleva mucho tiempo sin hormonas, y la cantidad de pelo está aumentando considerablemente, cada vez salen antes, y mis inseguridades vuelven a hacerse fuertes.

Mientras, los anuncios de depilación nos dicen que con pelos no podemos hacer ningún tipo de plan, es una industria aliada al patriarcado. Que no nos aceptemos a nosotras mismas, que no nos queramos, que estemos mal con nuestros cuerpos, que nos demos asco, beneficia al sistema, ya no sólo económicamente (industria psiquiátrica, de la belleza, de la nutrición, etc.), que también, pero parece que si las mujeres estamos preocupadas por nuestros pelos en las ingles, pensamos menos, o nada vaya. Debemos demostrar que si, que es posible el ser mujeres insumisas y perfectamente depiladas, el ser mujeres “completas aunque tengamos pelos, y el depilarnos porque nosotras queramos, no porque la sociedad machista nos lo imponga con sus crueles y reaccionarios cánones de belleza. Para ser mujer, sólo te hace falta sentirte como tal, no tienes que cumplir ninguna característica impuesta por la sociedad machista y superficial.

Este verano me he sentido muy empoderada y muy orgullosa de mi misma, me dan cada vez más igual las miradas, aunque sé que es una lucha y un trabajo continuo posiblemente de por vida.


Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.