Como todas nosotras, tengo un cabreo
del quince. Nos están matando y aquí no pasa nada: morimos de forma violenta,
“solo” es eso.
Pero como muchos días
cuando estoy en la playa, esta tarde, he bajado a Pepo y me he parado en una terraza
a leer el periódico. No creo que sea necesario, estoy informada sin necesidad
de recurrir a los medios de la caverna, pero algunos días, lo leo para
reafirmarme en que esta sociedad está totalmente podrida y de paso, me da el
aire.
Y hoy, como otros días un
Tipo, el de la mesa de al lado, como otros mucho días( no siempre es el mismo,
pero llamémoslos a todos “El Tipo”, por abreviar…) ha pensado que una chica
sola en una mesa con un perro, leyendo el periódico y tomando una caña y unas
aceitunas lo que en realidad hacía era pedir a gritos que algún cromañón le
hable. En ese caso, ella deberá responder con una sonrisa, porque si no, será
una borde, una frígida y El Tipo tendrá todo el derecho de decírselo. Vaya que
si!
El Tipo: - Hola. Qué tal?
Yo: - Bien, leyendo la prensa (sin levantar la mirada)
El Tipo: - Es que éstos (refiriéndose a los de la mesa de al lado) están hablando de fútbol, no se…
Yo: - Ya bueno, es que yo estoy a lo mío…
El Tipo: - Ya veo ya… (tono de mosqueo instantáneo al no lograr el objetivo de que yo le entretenga)
Yo: - Bien, leyendo la prensa (sin levantar la mirada)
El Tipo: - Es que éstos (refiriéndose a los de la mesa de al lado) están hablando de fútbol, no se…
Yo: - Ya bueno, es que yo estoy a lo mío…
El Tipo: - Ya veo ya… (tono de mosqueo instantáneo al no lograr el objetivo de que yo le entretenga)
Pasados unos veinte
minutos, busco con la mirada de la camarera, una tía guay, con la que tengo
cierta complicidad.
Yo:- Lourdes, por fa…
cuando puedas te cobras.
El Tipo: - Puedes levantarte y pedirle la cuenta, tú, que “eres tan simpática”
El Tipo: - Puedes levantarte y pedirle la cuenta, tú, que “eres tan simpática”
En ese momento, un raudal
de rabia me recorre el cuerpo : - ¿ Por qué narices tengo que aguantar esa
intromisión en mi intimidad, en mi espacio vital, en mi “momentico”...?
Respiro hondo y miro para otro lado, pero “El Tipo” me grita: - Que antipática eres, la madre que te parió. Seguro que has tenido problemas con algún marido…
Respiro hondo y miro para otro lado, pero “El Tipo” me grita: - Que antipática eres, la madre que te parió. Seguro que has tenido problemas con algún marido…
Le contesto que sí, que
tiene razón, que “he tenido problemas con cuatro maridos”, que me deje en paz,
por favor, que no tengo que ser simpática porque él quiera. Que, como ve, soy
una borde, así que, que no pierda el tiempo conmigo.
Pero “El Tipo” se siente
ofendido en su orgullo machuno y me increpa con voz cada vez de estar más
borracho: - Tía fea: que yo estoy casado!!! A ver si te vas a creer que quiero algo
contigo!
Con mi enfado le digo:
machista, vete a la mierda!
Pero “El Tipo” empieza a
soltar mierda por su boca. Mientras, yo espero la cuenta de Lourdes, hasta que
escucho: “ voy a llamar al 016, a ese teléfono al que vosotras llamáis para
acusarnos a nosotros de ser malos…."
Cuando me levanté, y me
puse enfrente de él, brazos en jarra, y vacié el culo de cerveza que quedaba en
mi vaso por su cara, El Tipo susurró en voz muuuy baja: - Puta….
Me di la vuelta y le dije a
Lourdes que mañana le pagaba. Ella salió del bar gritándole al El Tipo: - Te
vas pero ya! Pedazo de cabrón!!!! A las mujeres se les trata como personas,
asqueroso!
“Tipos”
del mundo entero, asumid de una vez que somos muchas (en este “muchas” incluyo
también a los compañeros varones, aunque estoy hasta los ovarios de la binarez
de género… ) y que nos queremos vivas, y que NO nos vais a seguir matando.
Blanca
Gómez
Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.
Lo peor es que son historias del día a día, lo "normal" para nosotras.
ResponderEliminarEsto no son hechos puntuales, es lo que vivimos al salir de casa si no queremos que nos pasen por encima y si no, ya veis que también
Lo peor es que son historias del día a día, lo "normal" para nosotras.
ResponderEliminarEsto no son hechos puntuales, es lo que vivimos al salir de casa si no queremos que nos pasen por encima y si no, ya veis que también
Bravo, Blanca, que pena que la cerveza no estuviera llena y bien fresquita, un placer sería ver su cara de machirulo helada ¡A ver si empiezan a entender!
ResponderEliminarGracias mujeres!
ResponderEliminarMe gusta la idea. El intercambio de experiencias, aunque no sean muy bonitas, siempre sirven de aprendizaje.
ResponderEliminarMe gusta la idea. El intercambio de experiencias, aunque no sean muy bonitas, siempre sirven de aprendizaje.
ResponderEliminarHola, soy de Chile y esta es mi experiencia.
ResponderEliminarEste sábado salí con una amiga a un bar. Nos encanta conversar y reírnos de un montón de cosas. Pues estábamos en eso cuando un tipo se nos acercó para invitarnos a oír música en vivo. Amablemente le dije que no y se fue. A la media hora después llega un grupo de brasileños ruidosos y se ponen a conversar con unas chicas que estaban en la barra. Uno de ellos se acerca a la mesa donde estábamos mi amiga y yo, y sin mediar palabra alguna, le toma la mano a mi amiga y le dice algo en un portuñol borracho que no le entendimos carajo. Ambas pusimos cara de poker, pero el tipo como si viera llover. Como siguiera en ello, además de no seguirnos conversar, le hice que soltara la mano de mi amiga y le pedí que se fuera con voz bien golpeada. A los 15 minutos regresó haciéndose el lindo conmigo, tomándome la mano y el mismo discurso de borracho y seductor barato. No había caso de explicarle que nos dejara tranquilas, que estábamos conversando y todo eso, porque él nada más quería convencerme de algo (nunca supe qué). Era un diálogo de sordos. A la tercera vez que se nos acercó, me puse de verdad muy pesada y le grité que se fuera... Y entonces empezó a decirme un sinfín de ofensas... O sea, que además de estar en mi mesa, tranquilas con mi amiga, sin molestar a nadie, tuvimos que bancarnos que este australopithecus nos interrumpiera, nos tocara sin permiso, nos acosara y me ofendiera sin mediar provocación alguna... ¿¿QUÉ SE CREEN??