martes, 12 de mayo de 2015

DEFINICIÓN VII: COPA MENSTRUAL

Hoy definimos un concepto que podemos calificar ante todo como práctico y útil: la copa menstrual.

Se trata de un recipiente, normalmente de silicona médica, -aunque también las hay de caucho-, que se introduce en la vagina para recoger la sangre menstrual.
Es un método reutilizable, más ecológico y saludable que las compresas y tampones desechables: al estar fabricadas en silicona médica, las reacciones alérgicas son prácticamente imposibles, respetan la flora vaginal, dificultando las infecciones y la aparición de hongos, y además no generan riesgo de síndrome del shock tóxico.
Son cómodas e higiénicas, pueden usarse mientras se hace deporte, dentro del agua, para dormir... Los únicos requisitos de mantenimiento son vaciarla al menos cada 12 horas, enjuagándola con agua tibia y/o agua y jabón, y esterilizarla (mediante el hervido en agua) al principio y al final de cada regla.
Las hay de varias marcas, tamaños y modelos, que varían en función del tamaño de la vagina y la cantidad de flujo menstrual. Bien cuidadas, pueden durar hasta 10 años, por lo que también resultan más económicas que los productos habituales de “higiene femenina”.

Historia:

Las primeras copas menstruales se desarrollaron en el siglo XIX, pero, debido al escaso conocimiento de la anatomía vaginal, parecían más bien un instrumento de tortura: con un aro metálico que se ajustaba a la cadera, y un alambre que unía la copa con dicho aro (pues pensaban que, de lo contrario, la copa se resbalaría fuera de la vagina). Menos mal que hemos avanzado un poco, y ahora sabemos que los músculos vaginales son perfectamente capaces de sostenerla en su sitio sin tanta ingeniería...
En los años 30' del siglo XX, se empiezan a producir industrialmente, después de ser patentada en 1932 por una mujer: Leona W. Chalmers.
Durante los años 40', se comercializó de forma masiva un modelo fabricado en caucho llamado Tass-ette, cuyo fabricante sigue existiendo y fabricando copas de caucho.
Sin embargo, en el pasado fracasó fundamentalmente por dos motivos: social (relacionado con el tabú de los genitales “femeninos” y la autoexploración), y económico (a nivel industrial capitalista, una mujer que gasta una caja de tampax o compresas cada mes es mucho más rentable que una que compra una copa de silicona cada 5 o 10 años).
A principios de los 2000 empezaron a fabricarse de silicona médica, haciéndola resurgir con fuerza. Actualmente hay varias marcas que las fabrican, siendo posible elegir tamaño, dureza del material, e incluso color.

Cómo elegir tu copa:

La pagina web crianza natural ofrece la siguiente comparativa de las copas en el mercado:



 Algunos consejos desde la experiencia:

Se trata de un dispositivo ecológico y respetuoso con el cuerpo que, además, a la larga sale barato, así que te recomendamos un poco de paciencia: puede que no encuentres tu copa ideal a la primera: puede que calcules mal la talla, o que sea demasiado rígida, o demasiado blanda, o que su forma la haga un poco difícil de limpiar. ¡¡No te rindas a la primera!! Encontrarás la que te ajuste perfectamente, más pronto que tarde.
Quien escribe estas líneas probó tres antes de encontrar la suya: mooncup (demasiado rígida), naturcup (difícil de limpiar) y, finalmente, femicup (perfecta!). Pero cada vagina es diferente, esto es sólo lo que me ha funcionado a mi, y tu caso puede ser totalmente distinto. También es posible que necesites recortar el tirador para que no te resulte molesto (no pasa nada, cuando le cojas el truco ni siquiera necesitarás tirador, probablemente).
Otra dificultad inicial que puedes encontrarte, es que requiere algo más de manipulación que un tampón. Hay quien recomienda probar a colocarla antes de que te baje la regla, para coger práctica (y usar un poco de lubricante si es necesario). En mi caso no fue necesario, pero si tienes tendencia a apretar los músculos vaginales cuando te pones un tampón o estás nerviosa, puede que sea buena idea, para hacerlo sin presión, y sobre todo...sin prisa!! Tienes al menos 5 años para amortizarla, no te agobies.
Otro buen consejo es ponerte un salvaslip por si acaso, las primeras veces que te pongas la copa (si no hace bien el “vacío”, puede que se escape algo de sangre y te manches), o probar primero en casa. Todo esto contando con que, si te interesa la copa menstrual, probablemente no seas free bleeder, y no te resulte agradable la idea de llevar una mancha de sangre en el pantalón por ahí.
Si eres free bleeder y aún así te interesa esto, fantástico (toda la admiración de la que está detrás del teclado), pero puede que este paso te resulte irrelevante ;)

Por último, algunos trucos para si tienes que vaciarla fuera de casa:

Es probable que no tengas que hacerlo, dependiendo de la copa que elijas y de la abundancia del sangrado, sin embargo, si pasas todo el día fuera de casa, casi seguro que tendrás que hacerlo en algún momento.
Si el baño al que tienes acceso tiene lavabo dentro, perfecto: como en tu casa. Simplemente extráela, vacíala en el interior del inodoro, enjuágala con agua (o lávala con agua y jabón si tienes disponible y quieres), y vuélvela a introducir.
Si el baño que sueles usar (oficina, escuela...) tiene cubículos y uno o varios lavabos fuera, tienes varias opciones (a parte de salir con ella en la mano y enjuagarla):

·         Vacíala, límpiala con un poco de papel higiénico, y vuélvetela a poner. Cuando llegues a casa ya la limpiarás bien.
·         Lleva una botellita de agua en el bolso o mochila, y enjuágala con ese agua, sobre el inodoro. Vuélvetela a poner
·         Compra dos copas (no hagas esto hasta que no encuentres TU copa), lleva una limpia en una bolsita zip o en la propia bolsa que suelen traer. Cuando te quites la usada, envuélvela en papel higiénico y guárdala en una bolsa zip. Te pones la limpia, y listo. Cuando llegues a casa, o tengas disponible un sitio donde lavarla, lavas bien la otra, y lista para volverla a usar. Puede que si pasa muchas horas guardada antes de limpiarla sea recomendable cocerla otra vez, por si acaso.

Si la vacías muchas veces al día, no es recomendable enjabonarla cada vez (por la misma razón que no es bueno ducharse muchas veces al día: el lavado y la exposición al jabón deterioran la protección natural de la piel y las mucosas, favoreciendo las infecciones).




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