miércoles, 11 de enero de 2017

Violencia de género es violencia machista

En esta entrada mi intención es analizar algunos de los mecanismos que intervienen en la violencia de género. Pero sobretodo, mi intención es concienciar ya que considero que no solo la normalización de muchos de nuestros valores, también la invisibilización o el silencio son cómplices del machismo en nuestra realidad actual. Ocurre además que hay casos que no solo se invisibiliza la realidad de las víctimas de la violencia de género, también hay tergiversación, hace escasos días (3 de Enero del 2017)  un magistrado del Supremo, Antonio Salas, achacaba a la violencia de género un problema de “maldad de las personas”, poniendo en duda que el machismo esté vinculado a la violencia de género.

No sólo el machismo de Antonio Salas es vergonzoso, a su vez, es injusto y humillante para todas las víctimas de violencia de género. La relación entre machismo y violencia de género es indiscutible ya que el machismo engloba una serie de conductas y creencias sociales que justifican la superioridad del hombre frente a la mujer. En la actualidad vivimos en un sistema económico, social, político y cultural fundamentado en el Patriarcado, por lo tanto, el género masculino tiene una serie de privilegios que el género femenino no posee,así también, normaliza y perpetúa una serie de conductas machistas que se nos inculcan desde la infancia a todos y a todas. Por lo tanto, es de vital importancia reconocer que el machismo está vinculado a la violencia de género para poder ayudar y comprender a las víctimas de violencia de género, y sobre todo, para seguir luchando por una sociedad en la que nuestras relaciones se basen en la igualdad, es decir, en valores feministas. Antonio Salas, únicamente justifica las conductas violentas de los agresores, invisibilizando, una vez más, que las mujeres sean identificadas como víctimas de violencia de género, y con ello, que no seamos conscientes de la gravedad de este asunto en nuestra sociedad. Recordemos que las mujeres están siendo asesinadas.

Por eso, quiero comenzar hablando de la educación y de los mitos del amor romántico. Analizar y comprender nuestra educación y nuestros valores nos ayuda a comprender los mecanismos que intervienen en la violencia de género. En nuestra realidad actual ocurre que la educación femenina y la educación masculina, aunque no nos parezca evidente, son dos modelos muy distanciados. Fundamentalmente, muchas personas tienen la creencia de que ontológicamente somos distintos, es decir, la ontología femenina está vinculada a la pasividad, al cariño, al cuidado, o la delicadeza. Mientras que la ontología masculina está vinculada a la autonomía, actividad, dominación o autoridad. Bajo estos presupuestos, pensamos en muchas ocasiones que “por naturaleza” somos diferentes, y este argumento justifica que los modelos y los roles educativos que se adjudican de forma diferente a ambos géneros es algo evidente e incuestionable. Las construcciones sociales cuya legitimación reposa en  la idea de formar parte de un orden natural fijo e inmutable, es uno de los prejuicios más difíciles de desmontar con argumentos racionales. En definitiva, es innegable que somos biológicamente distintos, pero la socialización excede las diferencias.

Consecuentemente, ante el distanciamiento de los modelos sexuales masculino y femenino, nos encontramos con el mito del amor romántico, que bajo mi punto de vista, analizarlo esclarece los mecanismos que intervienen y perpetúan la violencia de género.

En primer lugar, el mito del amor romántico afecta a todas y a todos con sus exigencias solidificando roles que dividen a los géneros. Las expectativas de amor romántico se reflejan en los estereotipos femeninos como mujeres pasivas, sumisas, dependientes, tímidas, sin capacidad de elección. Podría poner numerosos ejemplos. Considero que los cuentos y las películas de Disney nos ayudan a analizar todos estos roles. Por poner un ejemplo, en la película Hércules de Disney nos presentan dos modelos: Hércules el masculino y Megara el femenino. Hércules, en resumidas cuentas, representa el héroe, un semidios, es activo, fuerte, agresivo, un salvador, con carácter, perseverante, luchador, dominante, admirado por todas, mediante la lucha desarrolla su autonomía e individualidad. Megara, a pesar de que nos la presentan como una mujer rebelde, es soltera, y por lo tanto, Disney nos perfila a Megaracomo una mujer mentirosa y que no es de fiar, es un personaje sexualizado, ella no es bonita, directamente es sexy. El amor poco a poco la va transformando en inocente, femenina y delicada, hasta el punto que Hércules la termina rescatando de la muerte. La rebeldía de Megara se anula finalmente con el amor, abandona todo por el amor verdadero, ella necesita un amor que la proteja y ese ideal queda representado en Hércules. En esta película y como ya sabréis, en muchas de Disney, se refleja la falsa ilusión de que una pareja es fuente de toda felicidad, además he de mencionar que el amor verdadero debe ser heterosexual y monógamo. Cuando Megara no entra en la norma de las exigencias del amor romántico, es decir, cuando está soltera, se la perfila con connotaciones peyorativas: engaña hombres, engatusadora, caprichosa, triste, loca, etc.

Es evidente que Disney es una buena herramienta para identificar las pautas de comportamiento y estereotipos convencionales. Las chicas somos buenas, dulces, recatadas, coquetas, etc. Los chicos tienen que cumplir la exigencia de llegar a ser ese príncipe azul que siempre termina rescatando a su doncella, es un hombre justo, guerrero, incluso dominante. Ella es pasiva. Él es activo. Todas estas fantasías perpetúan los mitos del amor romántico. Nos inculcan desde nuestra infancia que somos seres incompletos y junto a ello creer que la única unión natural y universal es monógama y heterosexual.

Otro de los mitos de esta construcción social es pensar que el amor lo puede todo. La omnipotencia de las relaciones amorosas se justifica en el argumento “se puede seguir juntos a pesar de las adversidades”, así mismo “quien bien te quiere te hará llorar” “quienes se pelean se desean”. Sin embargo, muchas de estas ficciones tienen terribles consecuencias en nuestra sociedad. Interiorizamos estos valores pensando que son universales y verdaderos, y esto explica por qué muchas mujeres maltratadas no son capaces de dejar la relación o denunciar a su agresor. La violencia machista comienza con una broma, con un gesto, con un empujón, con una amenaza y termina con un asesinato.

El mito del amor romántico nos transmite que necesitamos tener pareja, complementarnos con una media naranja es un requisito de esta sociedad. No obstante, es totalmente falso que nos sintamos completos cuando tenemos pareja, por lo tanto, nuestro destino, biológico o social, no es encontrar pareja, el amor romántico es una dificultad para una sociedad basada en la igualdad. No estoy diciendo que el amor sea malo, sino que de la manera que se ha estructurado en nuestra sociedad nos hace dependientes en todos los sentidos.

Amor romántico es una construcción social que nos hace creer que una pareja nos completa, nos salva, incluso que si no fuese por nuestra pareja no tendría sentido nuestra existencia. Véase, como he mencionado anteriormente, en cualquier película de Disney, la Bella Durmiente, Blancanieves o la Cenicienta terminan siendo rescatadas por un hombre. También en películas de Hollywood, como la celebrada película PrettyWoman.

Si queréis informaros mucho más de este asunto, no dudéis en contactar con personas especializadas en este tema, y por supuesto, buscad libros que os informen con mayor extensión.

En una situación de maltrato la víctima ha interiorizado muchos de estos valores que he mencionado del amor romántico y  por consiguiente, se cree que es algo natural y sólido, es muy difícil despegarnos de nuestras creencias y mucho más cuando el feminismo se compara al machismo en términos opuestos y es presentado como el principal enemigo del patriarcado.

Además de la violencia del maltratador, se pone en juego diferentes fases en la violencia machista.

En primer lugar, la fase de acumulación de tensión, cuando el maltratador ejerce violencia verbal y manipulación psicológica. La mujer no comprende la situación y como he mencionado anteriormente, una vez interiorizados los valores del amor romántico, no es completamente consciente del proceso de violencia al que está siendo sometida. De esta manera, la víctima siempre acudirá a valores mencionados anteriormente “quien bien te quiere te hará llorar” o “el amor lo puede todo”. La víctima evitará el conflicto y además, ante la manipulación psicológica creerá que los conflictos son culpa de ella. Esta es una de las fases más complicadas, ya que no es visible, como es el caso de la agresión que deja marcas o moratones.

En segundo lugar, la fase de la agresión cuando el maltratador ejerce la violencia física o sexual. En esta etapa la ansiedad y el temor de la víctima aumenta.

En tercer lugar, la fase de reconciliación, más conocida como “fase de luna de miel”. Una vez que el agresor efectúa el maltrato, ya sea psicológico, físico, o ambos, el maltratador suele pedir perdón y mostrarse cariñoso y atento, aquí ejercen mayor fuerza los valores del amor romántico. Si pensamos que el amor lo puede todo, la víctima ante esta situación pensará que el agresor puede cambiar, ya que hemos interiorizados los valores de dependencia como algo verdadero y universal, la manipulación se hace efectiva. En esta fase hará creer a la víctima que el maltrato al que la ha sometido no será para tanto. Por desgracia, esta fase es una más de este ciclo, ya que se vuelve a iniciar y hay mujeres que creen que no hay salida ante esta situación.

Las víctimas de violencia de género atraviesan un conflicto personal ante las creencias del amor romántico y su propia individualidad. Individualidad que es anulada en el maltrato, y por tanto, una enorme dificultad de reconocer que se está siendo maltratada. Por eso, considero necesario tomar conciencia y sobre todo ayudar a las víctimas ya que ante esta situación muchas se encuentran solas y perdidas, recordemos que su autonomía ha quedado anulada. Necesitan apoyo y comprensión. Las mujeres maltratadas no reciben ningún tipo de ayuda con mensajes tipo:

“Tú tienes la culpa porque no le dejas. Estás permitiendo que te maltrate”
“No entiendo por qué no dejas la relación o permites que te hagan eso”
“No sé cómo no has sido capaz de denunciarle”

Aquí entra el juego el mito de la libre elección. Os pregunto: si una mujer está siendo maltratada y no es consciente de este maltrato por todos los valores que hemos interiorizado, ¿cómo es posible que esa mujer sea libre de poder elegir alejarse o poner una denunciar al hombre que la maltrató? ¿Cómo enfrentarse ante esta situación y decidir libremente si la autonomía y por tanto, la libertad de esa mujer han quedado anuladas? Partiendo de la base, hemos de reconocer que donde no hay justicia y donde no hay derechos, no hay libertad de elección real, no podemos decir que una mujer maltratada sea libre de elegir dejar a su pareja o ponerla una denuncia, y mucho menos si no recibe apoyo.Además muchas mujeres se sienten avergonzadas ya que su autoestima está por los suelos y en numerosas ocasiones por temor al maltratador no se denuncia. Son muchísimas razones que conllevan mayor extensión.

Recordemos que el principal objetivo de un maltratador es aislar a su víctima, si no las apoyamos será muy difícil que se identifiquen como mujeres maltratadas en esta situación. Decir que las mujeres estamos empoderadas es una falta de empatía hacia la desigualdad estructural que sufrimos las mujeres, en un sistema patriarcal nuestra libertad jamás será absoluta ni plena.

          Le pregunto a usted, Antonio Salas, ¿Cómo es posible que una víctima de violencia de género se atreva a denunciar a su agresor o se reconozca como maltratada si no se reconoce el problema que genera el machismo en esta sociedad? El problema no es sólo usted, sino que hay mucha gente que piensa como usted.

Blanca Medina


Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.


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