En
esta entrada mi intención es analizar algunos de los mecanismos que intervienen
en la violencia de género. Pero sobretodo, mi intención es concienciar ya que
considero que no solo la normalización de muchos de nuestros valores, también
la invisibilización o el silencio son cómplices del machismo en nuestra
realidad actual. Ocurre además que hay casos que no solo se invisibiliza la
realidad de las víctimas de la violencia de género, también hay tergiversación,
hace escasos días (3 de Enero del 2017) un magistrado del Supremo, Antonio Salas,
achacaba a la violencia de género un problema de “maldad de las personas”,
poniendo en duda que el machismo esté vinculado a la violencia de género.
No
sólo el machismo de Antonio Salas es vergonzoso, a su vez, es injusto y
humillante para todas las víctimas de violencia de género. La relación entre
machismo y violencia de género es indiscutible ya que el machismo engloba una
serie de conductas y creencias sociales que justifican la superioridad del
hombre frente a la mujer. En la actualidad vivimos en un sistema económico,
social, político y cultural fundamentado en el Patriarcado, por lo tanto, el
género masculino tiene una serie de privilegios que el género femenino no
posee,así también, normaliza y perpetúa una serie de conductas machistas que se
nos inculcan desde la infancia a todos y a todas. Por lo tanto, es de vital
importancia reconocer que el machismo está vinculado a la violencia de género
para poder ayudar y comprender a las víctimas de violencia de género, y sobre
todo, para seguir luchando por una sociedad en la que nuestras relaciones se
basen en la igualdad, es decir, en valores feministas. Antonio Salas,
únicamente justifica las conductas violentas de los agresores, invisibilizando,
una vez más, que las mujeres sean identificadas como víctimas de violencia de
género, y con ello, que no seamos conscientes de la gravedad de este asunto en
nuestra sociedad. Recordemos que las mujeres están siendo asesinadas.
Por eso, quiero comenzar hablando de la
educación y de los mitos del amor romántico. Analizar y comprender nuestra
educación y nuestros valores nos ayuda a comprender los mecanismos que
intervienen en la violencia de género. En nuestra realidad actual ocurre que la
educación femenina y la educación masculina, aunque no nos parezca evidente,
son dos modelos muy distanciados. Fundamentalmente, muchas personas tienen la
creencia de que ontológicamente somos distintos, es decir, la ontología
femenina está vinculada a la pasividad, al cariño, al cuidado, o la delicadeza.
Mientras que la ontología masculina está vinculada a la autonomía, actividad,
dominación o autoridad. Bajo estos presupuestos, pensamos en muchas ocasiones
que “por naturaleza” somos diferentes, y este argumento justifica que los
modelos y los roles educativos que se adjudican de forma diferente a ambos
géneros es algo evidente e incuestionable. Las construcciones sociales cuya
legitimación reposa en la idea de formar
parte de un orden natural fijo e inmutable, es uno de los prejuicios más
difíciles de desmontar con argumentos racionales. En definitiva, es innegable
que somos biológicamente distintos, pero la socialización excede las
diferencias.
Consecuentemente,
ante el distanciamiento de los modelos sexuales masculino y femenino, nos
encontramos con el mito del amor romántico, que bajo mi punto de vista, analizarlo
esclarece los mecanismos que intervienen y perpetúan la violencia de género.
En
primer lugar, el mito del amor romántico afecta a todas y a todos con sus
exigencias solidificando roles que dividen a los géneros. Las expectativas de
amor romántico se reflejan en los estereotipos femeninos como mujeres pasivas,
sumisas, dependientes, tímidas, sin capacidad de elección. Podría poner
numerosos ejemplos. Considero que los cuentos y las películas de Disney nos
ayudan a analizar todos estos roles. Por poner un ejemplo, en la película
Hércules de Disney nos presentan dos modelos: Hércules el masculino y Megara el
femenino. Hércules, en resumidas cuentas, representa el héroe, un semidios, es
activo, fuerte, agresivo, un salvador, con carácter, perseverante, luchador,
dominante, admirado por todas, mediante la lucha desarrolla su autonomía e
individualidad. Megara, a pesar de que nos la presentan como una mujer rebelde,
es soltera, y por lo tanto, Disney nos perfila a Megaracomo una mujer mentirosa
y que no es de fiar, es un personaje sexualizado, ella no es bonita,
directamente es sexy. El amor poco a poco la va transformando en inocente,
femenina y delicada, hasta el punto que Hércules la termina rescatando de la
muerte. La rebeldía de Megara se anula finalmente con el amor, abandona todo
por el amor verdadero, ella necesita un amor que la proteja y ese ideal queda
representado en Hércules. En esta película y como ya sabréis, en muchas de
Disney, se refleja la falsa ilusión de que una pareja es fuente de toda
felicidad, además he de mencionar que el amor verdadero debe ser heterosexual y
monógamo. Cuando Megara no entra en la norma de las exigencias del amor
romántico, es decir, cuando está soltera, se la perfila con connotaciones
peyorativas: engaña hombres, engatusadora, caprichosa, triste, loca, etc.
Es
evidente que Disney es una buena herramienta para identificar las pautas de
comportamiento y estereotipos convencionales. Las chicas somos buenas, dulces,
recatadas, coquetas, etc. Los chicos tienen que cumplir la exigencia de llegar
a ser ese príncipe azul que siempre termina rescatando a su doncella, es un
hombre justo, guerrero, incluso dominante. Ella es pasiva. Él es activo. Todas
estas fantasías perpetúan los mitos del amor romántico. Nos inculcan desde
nuestra infancia que somos seres incompletos y junto a ello creer que la única
unión natural y universal es monógama y heterosexual.
Otro
de los mitos de esta construcción social es pensar que el amor lo puede todo.
La omnipotencia de las relaciones amorosas se justifica en el argumento “se
puede seguir juntos a pesar de las adversidades”, así mismo “quien bien te
quiere te hará llorar” “quienes se pelean se desean”. Sin embargo, muchas de
estas ficciones tienen terribles consecuencias en nuestra sociedad.
Interiorizamos estos valores pensando que son universales y verdaderos, y esto
explica por qué muchas mujeres maltratadas no son capaces de dejar la relación
o denunciar a su agresor. La violencia machista comienza con una broma, con un
gesto, con un empujón, con una amenaza y termina con un asesinato.
El
mito del amor romántico nos transmite que necesitamos tener pareja,
complementarnos con una media naranja es un requisito de esta sociedad. No obstante,
es totalmente falso que nos sintamos completos cuando tenemos pareja, por lo
tanto, nuestro destino, biológico o social, no es encontrar pareja, el amor
romántico es una dificultad para una sociedad basada en la igualdad. No estoy
diciendo que el amor sea malo, sino que de la manera que se ha estructurado en
nuestra sociedad nos hace dependientes en todos los sentidos.
Amor
romántico es una construcción social que nos hace creer que una pareja nos
completa, nos salva, incluso que si no fuese por nuestra pareja no tendría
sentido nuestra existencia. Véase, como he mencionado anteriormente, en
cualquier película de Disney, la Bella Durmiente, Blancanieves o la Cenicienta
terminan siendo rescatadas por un hombre. También en películas de Hollywood,
como la celebrada película PrettyWoman.
Si
queréis informaros mucho más de este asunto, no dudéis en contactar con
personas especializadas en este tema, y por supuesto, buscad libros que os
informen con mayor extensión.
En
una situación de maltrato la víctima ha interiorizado muchos de estos valores que
he mencionado del amor romántico y por
consiguiente, se cree que es algo natural y sólido, es muy difícil despegarnos
de nuestras creencias y mucho más cuando el feminismo se compara al machismo en
términos opuestos y es presentado como el principal enemigo del patriarcado.
Además
de la violencia del maltratador, se pone en juego diferentes fases en la
violencia machista.
En
primer lugar, la fase de acumulación de tensión, cuando el maltratador ejerce violencia
verbal y manipulación psicológica. La mujer no comprende la situación y como he
mencionado anteriormente, una vez interiorizados los valores del amor
romántico, no es completamente consciente del proceso de violencia al que está
siendo sometida. De esta manera, la víctima siempre acudirá a valores
mencionados anteriormente “quien bien te quiere te hará llorar” o “el amor lo
puede todo”. La víctima evitará el conflicto y además, ante la manipulación
psicológica creerá que los conflictos son culpa de ella. Esta es una de las
fases más complicadas, ya que no es visible, como es el caso de la agresión que
deja marcas o moratones.
En
segundo lugar, la fase de la agresión cuando el maltratador ejerce la violencia
física o sexual. En esta etapa la ansiedad y el temor de la víctima aumenta.
En
tercer lugar, la fase de reconciliación, más conocida como “fase de luna de
miel”. Una vez que el agresor efectúa el maltrato, ya sea psicológico, físico,
o ambos, el maltratador suele pedir perdón y mostrarse cariñoso y atento, aquí
ejercen mayor fuerza los valores del amor romántico. Si pensamos que el amor lo
puede todo, la víctima ante esta situación pensará que el agresor puede
cambiar, ya que hemos interiorizados los valores de dependencia como algo
verdadero y universal, la manipulación se hace efectiva. En esta fase hará
creer a la víctima que el maltrato al que la ha sometido no será para tanto.
Por desgracia, esta fase es una más de este ciclo, ya que se vuelve a iniciar y
hay mujeres que creen que no hay salida ante esta situación.
Las
víctimas de violencia de género atraviesan un conflicto personal ante las
creencias del amor romántico y su propia individualidad. Individualidad que es
anulada en el maltrato, y por tanto, una enorme dificultad de reconocer que se
está siendo maltratada. Por eso, considero necesario tomar conciencia y sobre
todo ayudar a las víctimas ya que ante esta situación muchas se encuentran
solas y perdidas, recordemos que su autonomía ha quedado anulada. Necesitan
apoyo y comprensión. Las mujeres maltratadas no reciben ningún tipo de ayuda
con mensajes tipo:
“Tú
tienes la culpa porque no le dejas. Estás permitiendo que te maltrate”
“No
entiendo por qué no dejas la relación o permites que te hagan eso”
“No
sé cómo no has sido capaz de denunciarle”
Aquí
entra el juego el mito de la libre elección. Os pregunto: si una mujer está
siendo maltratada y no es consciente de este maltrato por todos los valores que
hemos interiorizado, ¿cómo es posible que esa mujer sea libre de poder elegir alejarse
o poner una denunciar al hombre que la maltrató? ¿Cómo enfrentarse ante esta
situación y decidir libremente si la autonomía y por tanto, la libertad de esa
mujer han quedado anuladas? Partiendo de la base, hemos de reconocer que donde
no hay justicia y donde no hay derechos, no hay libertad de elección real, no
podemos decir que una mujer maltratada sea libre de elegir dejar a su pareja o
ponerla una denuncia, y mucho menos si no recibe apoyo.Además muchas mujeres se
sienten avergonzadas ya que su autoestima está por los suelos y en numerosas
ocasiones por temor al maltratador no se denuncia. Son muchísimas razones que
conllevan mayor extensión.
Recordemos
que el principal objetivo de un maltratador es aislar a su víctima, si no las
apoyamos será muy difícil que se identifiquen como
mujeres maltratadas en esta situación. Decir que las mujeres estamos
empoderadas es una falta de empatía hacia la desigualdad estructural que
sufrimos las mujeres, en un sistema patriarcal nuestra libertad jamás será absoluta
ni plena.
Le pregunto a usted,
Antonio Salas, ¿Cómo es posible que una víctima de violencia de género se
atreva a denunciar a su agresor o se reconozca como maltratada si no se
reconoce el problema que genera el machismo en esta sociedad? El problema no es
sólo usted, sino que hay mucha gente que piensa como usted.
Blanca Medina
Las opiniones que se publican no tienen por qué corresponderse con la de nuestra asamblea, pero vemos fundamental que podamos tener un espacio en el que expresarnos. Gracias por querer compartir con nosotras vuestras inquietudes y dar vida con ello a este blog, que tan sólo pretende acercar el feminismo y luchar contra el patriarcado.